Cuando quisiste darme una explicación, ya era tarde. Porque aunque la quería, ya no la necesitaba.
Vienes a mí con el corazón roto una vez más...
No soy un taller de reparaciones, también me duelen tus trozos cuando trato de pegarlos con mucho amor y paciencia. Me duele ver cómo te alejas de mí, cuando ya estás completo. Se acabó cariño, ya no puedo seguir destruyéndome en el afán de reconstruirte.